Cuando hablamos de «gente con visión», solemos pensar en grandes gurús tipo Jobs, Ford, Candler, etc. Pero en el día a día, encontramos también muchos casos de personas anónimas que han sabido ver lo que otros no ven.
A esto me refiero….
Al poco de implantarse la zona de aparcamiento vigilado en muchos municipios de España, se empezó a generar una nueva situación para los comercios aledaños a los parquímetros: bastante gente entraba a pedir cambio.
Esto provocó que en muchos establecimientos se negasen a darlo, lo cual incomodaba al peticionario –que, decepcionado, no conseguía resolver su problema- y al comerciante –que se mostraba desconsiderado-.
Vaya por delante algo de empatía hacia este último, ya que se quedaba sin cambio en poco tiempo y tenía que salir al banco dejando desatendido momentáneamente –incluso cerrado- su local.
Algunos se preguntaron ¿Cómo resuelvo este problema? Y pusieron en la puerta del comercio un cartel: “NO SE DA CAMBIO PARA EL PARQUÍMETRO”.
Era igual de desconsiderado, pero al menos se ahorraban la crudeza de decirlo a la cara.
En una ocasión, me dirigía yo hacia una maquina de estas para sacar un tique en la calle Sta. Hortensia de Madrid, y al llegar me encontré con una sorpresa que me pareció un claro ejemplo de cómo re-encuadrar una situación.
En el parquímetro había un cartelito pegado en el que se podía leer algo así:
“SI USTED NECESITA CAMBIO PARA EL PARQUÍMETRO, EN LA FARMACIA QUE HAY JUSTO ENFRENTE ESTAREMOS ENCANTADOS DE DÁRSELO”
El inteligente farmacéutico supo ver una oportunidad en el supuesto problema:
Si todos los días nos ocupamos de preparar suficiente cambio para el flujo normal de la caja y un poco más para atender a los “aparcantes” que necesitan monedas, vamos a ofrecer una imagen amable y empática que ayuda a la gente a solucionar su problema y, sin duda, generar tráfico hacia el local.
Este pequeño esfuerzo de planificar el cambio diario traerá algunas ventas más de las que hacemos normalmente, ya que esas personas que no suelen comprar en esta farmacia –no son vecinos residentes de la zona-, al entrar en el establecimiento que les ha resuelto el problema tal vez recuerden alguna falta de productos farmacéuticos en sus casas, o sencillamente quieran hacer alguna compra como recompensa a nuestra consideración.
Sea cual sea el importe, son ventas adicionales que no haríamos normalmente.
Y si no compran, cuando menos, tendrán un buen recuerdo de nosotros y hablarán bien de nuestro establecimiento (como yo estoy haciendo ahora)
La esencia de la cuestión es que el parquímetro “es lo que hay”.
Lo ha puesto ahí el Ayuntamiento y ahí se va a quedar.
En el momento en el que entendemos que algo que ha ocurrido y que no podemos cambiar “es lo que hay”, podemos optar por resignarnos, lamentarnos o rebelarnos.
Pero la auténtica habilidad está en preguntarse: A partir de ahora, en función de esto que ha ocurrido, ¿Qué puedo hacer? ¿Puedo utilizarlo favorablemente de alguna manera? ¿Qué más opciones me ofrece esta situación?
Si quieres desarrollar este talento, empieza por hacerte las preguntas adecuadas y marca la diferencia!!!
Gracias por seguirnos y leernos!