¿A qué “lobo” vas a alimentar?

Un discípulo acudió a su maestro para hablarle sobre algo que le causaba gran tormento

-Maestro, necesito ayuda.

-Te escucho.

-Tengo en mi interior dos pensamientos contrapuestos. Uno me dice que puedo conseguir mis metas, que tengo la capacidad y los recursos en mi interior, y que tenga fe en mí mismo. El otro, por el contrario, me dice que no lo conseguiré, que nos soy suficientemente bueno para ello y me habla de las limitaciones. Son como dos lobos, fieros y poderosos, que luchan entre sí. Y me siento agotado con esta batalla interna que estoy librando.

-Entiendo. ¿Y cuál es tu pregunta?

-Tú tienes mucha experiencia, y seguro que habrás pasado por situaciones parecidas. Quiero saber qué pasará al final. ¿Qué lobo ganará la lucha?

-Ganará el lobo que alimentes.

Esta metáfora lleva a una conclusión clara: Aquellos pensamientos a los que prestas atención son los que predominan en tu vida y, por lo tanto, marcan tus decisiones, acciones, resultados y destino.

La teoría está muy bien. Es demoledora. Pero, ¿cómo demonios se hace para escoger los pensamientos adecuados –y alimentarlos-, teniendo en cuenta que van a su rollo y vienen a tu mente cuando les da la gana?

Hay dos maneras de hacerlo, las dos funcionan y son compatibles:

#PASAR A LA ACCIÓN

Mientras estás pensando –exclusivamente pensando- en todo “lo que no”, le prestas toda tu atención a tu morralla saboteadora, y entras justo en el estado mental que está –precisamente- en el polo opuesto del estado idóneo para conseguir tus objetivos!

Sin embargo, si te pones “en acción” y haces lo que sabes y debes hacer, esas “vocecillas saboteadoras” se van silenciando hasta desaparecer.

¿Por qué ocurre eso? Porque su terreno (en el que te ganan por goleada) es la mente, el pensamiento. Sin embargo, cuando juegan fuera de casa (en “la acción”), son tremendamente ineficaces. Esas vocecillas son expertas en «el pensar», pero totalmente incompetentes en “el hacer”.

#ENTENDER (Y ACEPTAR) LA FUNCIÓN DE ESOS PENSAMIENTOS

Sí, porque esas puñeteras vocecillas también tienen su intención positiva.

Y es que CLAAAARO que pueden pasar algunas de esas cosas que temes…Y más!

Por eso te avisan. Para que no te conformes con “los mínimos”,  para que no bajes la guardia; para que valores riesgos,  te los trabajes y te prepares lo mejor posible.

Pero es solo un aviso.

Por lo tanto, cuando aparezcan, préstales la atención justa -como aviso que son-, pero para ponerlas a trabajar a tu favor!

No obstante, tú y yo sabemos que esas vocecillas no solo vienen en esos momentos. También hacen acto de presencia cuando menos te lo esperas. Mientras estás viendo una peli, leyendo un libro o cuando haces un trayecto en coche…

Yo, cuando detecto que estoy en ese bucle mental, las detengo en seco con un: “Lo sé. Estoy trabajando en ello. No te preocupes, que te tendré en cuenta cuando sea el momento, pero ahora no lo es. Gracias por avisar. Ciao!” (tal vez no te salga a la primera: hay que practicar)

Tod@s tenemos –con mayor o menor frecuencia- este tipo de pensamientos negativos, de miedos e inseguridades, esos “¿valdré para esto?, ¿estaré a la altura?”. A veces incluso más contundentes y agresivos: “No valgo”, “No puedo”, “No soy capaz”.

Pero ten en cuenta que solo puedes alimentar a un lobo por vez. Si siempre alimentas al “lobo malo”, desnutres “al bueno”, se debilita y cede terreno. No es posible dar sustento a los dos.

Así que, aunque pierdas alguna batalla, alimenta los pensamientos apropiados para “ganar la guerra”!!!

Muchas gracias por tu tiempo, por leer este artículo y por compartir!