“No me importa cómo, pero hazlo”
Esta frase podría estar sacada de una película sobre las oscuras hazañas del impasible capo italoamericano que insta a uno de sus sicarios para que desbloquee una situación que está dificultando alcanzar sus planes de expansión delictiva en Brooklyn.
Pero la he oído muchas veces en el ámbito empresarial.
Muchos jefes –que no líderes- dirigen a su equipo desde “el cuánto”, empleando una filosofía puramente resultadista que, si bien puede ser eficaz, nunca es eficiente.
Y cuando es eficaz, lo es únicamente en el corto plazo.
Luego están los jefes –que no líderes- “animadores”, pero insustanciales.
Este simpático vídeo, que muy probablemente has visto antes pero que siempre te va a generar una sonrisa, refleja este modelo.
Las frases motivadoras, la exaltación del “¡venga, que tú puedes!” y el “pelotazo de adrenalina” que supone crear una poderosa espiral de energía ganadora tienen sin duda su efecto. . . durante un rato.
Pero luego hay que salir ahí fuera y tener las aptitudes, competencias y habilidades necesarias para “sobrevivir a la brega” diaria.
Y si hablamos de los recursos psicológicos que se necesitan para mantener la actitud positiva y la auto-motivación en los niveles necesarios para afrontar los “noes” que un/a vendedor/a recibe a lo largo de su jornada laboral, aún se hace más importante trabajar a un nivel mucho más profundo.
(Ver más sobre «recursos psicológicos» adecuados para la venta pulsando aquí)
Por lo tanto, si queremos crear, desarrollar y consolidar un equipo motivado, competente y estable, y obtener los mejores resultados posibles de la forma más eficiente, debemos comprometernos con una serie de tareas y comportamientos:
# Definir una Visión: Lo que siempre ha inspirado, inspira e inspirará a las personas para que sigan a un líder es que éste posea una visión clara de hacia dónde va y la sepa transmitir –fundamental-.
# Establecer en qué Valores se va a apoyar el equipo para alcanzar esa Visión: Estas serán “las reglas del juego” que todo el equipo habrá de contemplar, las bases que crearán los cimientos de un equipo sólido. (Leer más sobre liderazgo y valores pulsando aquí)
# Ser Ejemplo permanente de las Conductas que reflejan esos valores: Si esto no se cumple, todo se vendrá abajo. Nadie sigue a un líder que defrauda, traiciona o viola “las reglas del juego” que él mismo ha propuesto (bueno, a veces las urnas dicen lo contrario. . . en fin, paradojas de la humanidad) 😉
Tal vez le obedezcan, por miedo a las consecuencias de no hacerlo, pero “no estarán con él”.
# Elaborar Estrategias para el Desarrollo Competencial de los integrantes de su equipo: Se detalla en profundidad cómo llevarlas a cabo en estos dos artículos sobre el tema, abordando tanto la gestión de las debilidades como de las fortalezas (ambas igual de importantes)
Cómo optimizar las competencias de tus colaboradores (1): Debilidades
Cómo optimizar las competencias de tus colaboradores (2): Fortalezas
# Saber Delegar, depositar Confianza Plena en sus colaboradores/as: También desarrollé anteriormente este tema en estos dos artículos, el primero sobre qué nos limita para delegar y el segundo explicando una técnica para delegar con eficacia y garantías:
Por qué nos cuesta delegar y cómo resolverlo (1): Creencias
Por qué nos cuesta delegar y cómo resolverlo (2): Método de 6 pasos
# Asumir la Responsabilidad que el liderazgo conlleva:
- “Cero excusas”. “Cero victimismo”. “Cero buscar culpables”.
- Tomar decisiones.
- Hacer lo correcto (no siempre coincidente con “lo fácil”)
- Estar disponible (no “a merced”)
- Escuchar como un aliado, no como un juez.
- Comunicar impecablemente (en plazo y forma)
- Dar -y recibir- Feedback de calidad (ver artículo sobre la materia pulsando aquí)
- Ser humilde y consciente de que él necesita al equipo para lograr los objetivos (¿te suena eso de “Qué sería de vosotr@s sin mí?”, jeje.)
La responsabilidad final de lo que ocurre en un equipo es de quien lo lidera. Siempre.
Trabajando en estos “cómos” que te he detallado, con toda probabilidad “el cuánto” llegará.
El principal enemigo de todo lo que te propongo es el “cortoplacismo” habitual en el que se encuentran la mayoría de las empresas.
Ese enfoque insidioso “al cuánto” y al “¡para ya!” que impregna de urgencia todas las operaciones, y que convierte al equipo humano en un colectivo que avanza –corre- sin saber hacia dónde, envuelto en la vorágine inconsciente del “búscate la vida, pero consigue los resultados”.
De los líderes depende, principalmente, cambiar estas culturas empresariales. . .
Gracias por tu tiempo, por leernos y por compartir!