Herramienta C.S.I.: Cuestionario para Seleccionar Ideas

No siempre nos sentimos seguros a la hora de tomar una decisión, escoger entre varias opciones o resolver una disyuntiva.

Esa decisión/elección implica cambios y, por lo tanto, una salida de la zona de confort. Nos asaltan las dudas, la incertidumbre; a veces incluso creamos lo que yo denomino un F.E.A.R. (Fantasma Enorme Aparentemente Real) que nos paraliza ante el cambio y nos impide ver las M.O.P.A. (Múltiples Oportunidades Para Avanzar) que nos presenta la vida.

Siempre se dice que escuches a tu corazón, a tu intuición, a esa voz interna que…

Pero la mayoría de los mortales tenemos a esa voz sometida habitualmente al silencio –completamente muda en algunos casos-, o no sintonizamos la frecuencia en la que emite, y por mucho que queramos escuchar, no oímos nada ahí dentro.

Es por ello que, estando totalmente de acuerdo con que nuestra intuición está ahí para algo y hay que aprender a comunicarse con ella, no viene mal poner algo de técnica en esos momentos.

Es muy probable que, de hecho, durante el proceso aparezca por algún lado esa ansiada voz reveladora y nos aporte información valiosa. ¡Mejor aún si es así!

Esta técnica se denomina C.S.I. (Cuestionario para Seleccionar Ideas)

Tras diseñarla y depurarla, la he utilizado conmigo mismo y con bastantes clientes de coaching, obteniendo unos resultados sobresalientes; y eso me ha llevado a compartirla hoy contigo.

Se trata de hacer/se una secuencia de preguntas:

 ¿Depende de mí hacer esto?

A veces nos proponemos hacer cosas cuyo resultado está condicionado por variables que no controlamos. Hay que valorar en qué medida depende de un@ mism@ llevarlo a cabo. Si tenemos poca influencia sobre ello, tal vez no sea una buena idea.

¿Está alineado con el objetivo que me he marcado?

Para no dispersarse, conviene revisar si lo que voy a hacer tiene sentido desde la perspectiva de lo que quiero conseguir. Cantidad de veces hacemos cosas que no tienen que ver con nuestros objetivos y no somos conscientes!

¿Está alineado con mi sistema de creencias y valores?

Si no lo está, te va a chirriar por todas partes hacer eso que estás pensando hacer.

¿Hay alguna creencia que me limita para hacerlo? ¿Cuál? ¿Puedo enfrentarme a ella y cambiarla? ¿Qué beneficios obtendré si la cambio?

Lo mejor es que leas este artículo sobre el tema: Creencias que provocan Carencias, en el que se explica con detalle cómo cambiar una creencia que nos está limitando.

¿Qué tengo a mi favor para llevar a cabo esta opción (interno –fortalezas– y externo –oportunidades-)?

Y también…

¿Y en contra (interno-debilidades– y externo-amenazas-)?

Como seguramente habrás ya apreciado, con esta pregunta y la anterior estamos haciendo un D.A.F.O. de la idea. En esta pregunta sobre lo que tenemos en contra, conviene revisar si realmente es así o hay alguna/s creencia/s limitante/s (o F.E.A.R.!!!). Si así ocurre, hay que volver al punto 4 y trabajarlo.

¿Quién o quiénes me pueden ayudar? ¿Cómo?

Casi nunca estamos sol@s… Además, la mayoría de la gente va a estar encantada de echarte una mano. ¿Crees que no? ¡Pues revisa esa creencia! 😉

¿Alguien  puede ser un obstáculo? ¿En qué sentido? ¿Cómo podría tratar el tema con él/ella para cambiar eso? Y, si no puedo ¿Podría/querría hacer lo que quiero a pesar de esa persona?¿Qué consecuencias tendría para amb@s? ¿Puedo asumirlas?

Hay que valorar el impacto que van a tener nuestras decisiones/acciones en nuestro entorno.

¿Qué beneficios obtendría si finalmente hago lo que me propongo?

Importantísimo este apartado. Son los “motores” que van a movernos para ponernos en marcha.

¿Qué perjuicios?

Claro. También hay que tenerlos en cuenta y ponerlos en la balanza.

¿Qué es lo peor que puede pasar? Si pasa ¿puedo asumirlo? ¿Qué haría si pasa lo peor?

Es elevadísimo el % de ocasiones en las que ante la primera pregunta de este bloque la respuesta es “…no gran cosa…”. Y casi siempre se puede asumir eso “peor” que puede pasar. En cualquier caso, convendrá tener un plan B!

¿Qué es lo mejor que puede pasar?

Esta pregunta se la hace un@ pocas veces y, sin embargo, es más importante aún que la anterior!

Entre lo mejor y lo peor ¿qué más puede pasar?

Pues eso, que no hay solo mejor y peor. También hay otras “valoraciones” que pueden y deben ser tenidas en cuenta en relación a los resultados de nuestras acciones.

Pasamos al bloque final…

Definitivamente: ¿Es una buena opción? ¿Por qué?

Si hemos llegado hasta aquí, apunta a que es una buena opción. Hagamos pues una resumen de todos los motivos por los que lo es (recursos que tengo para llevarla a cabo, oportunidades que puedo aprovechar, riesgos y cómo voy a afrontarlos, etc.)

¿Estoy totalmente convencid@ de llevarla a cabo? ¿Me veo haciendo eso?

Simplemente son preguntas de seguridad. Si aún te quedan dudas, conviene repasar todo el trabajo anterior.

Del 1 al 10 ¿cuánto me convence/motiva?

Si el valor que “te sale” es inferior a 8, probablemente no sea una buena idea para ti. En cualquier caso, no te mientas nunca: si no lo ves, no lo ves! No empieces algo sin fe; no vas a ponerle todo lo que hay que poner y, precisamente por ello, no va a salir bien.

Si es valor es 8 o más… a por ello!!!

Y hasta aquí la herramienta C.S.I. Espero y deseo que te sea de utilidad para valorar opciones.
Ya me contarás… 🙂

¡Gracias por leernos y compartir!