Cómo superar barreras que impiden escuchar con calidad (3): Impaciencia

Aquí está la nueva entrega de esta serie de artículos sobre el arte de escuchar con calidad, de eso que tanto se habla –escucha activa, le llaman- y tan poco se practica.

Si hiciste el test que proponíamos hace algunas semanas (accede aquí), a continuación te vamos a presentar algunas técnicas que te ayudaran con las preguntas 3 y 8.

¿No lo hiciste? Vale. Las repetimos para que no te pierdas.

3) ¿Crees que sabes lo que los demás van a decirte y te pones visiblemente nervios@ si dan rodeos?

8) En una conversación ¿Sueles pronunciarte sin hacer antes preguntas para aclarar, profundizar y asegurar la comprensión de los mensajes?

En realidad, da igual si LO SABES o si CREES que lo sabes. La razón por la que un tema vuelve a salir es porque la vez anterior –o veces- que se trató no se cumplieron las expectativas que la otra persona tenía sobre el mismo.

No importa si dejaste claro «que NO» la primera vez. El tema está ahí y volverá a salir (lo cual es mejor que si se queda enquistado en el silencio)

Por lo tanto, es preferible tratarlo en su justa profundidad una sola vez, que diez veces de manera insatisfactoria.

¿Te ha pasado alguna vez que alguien te propuso algo y le dijiste que no, y cuando ha vuelto a proponerlo, con otro enfoque o en un momento mejor, te ha parecido bien o habéis encontrado otra opción distinta buena para ambos? Seguro que sí.

¡Pues en la pregunta están las respuestas!

Empecemos por…

El enfoque: No todo el mundo se expresa de manera idónea (o mejor dicho: como a ti te gustaría).

Y menos aún, si observa que está siendo juzgad@ o que su interlocutor/a tiene una actitud negativa hacia lo que propone, o hacia su persona.

Esto provoca inseguridad, debilitando los argumentos y la solidez de la comunicación.

Otras personas, simplemente, no fueron agraciadas con el don del verbo fluido.

La primera clave es aprender a tener paciencia a la hora de escuchar. Trasmitir confianza, mostrar cordialidad, interés y amabilidad, y sobre todo cuidar nuestro lenguaje no verbal.

Si estoy hablando con alguien que me está fulminando con la mirada y se muestra más rígido que el cadáver de Ramsés II, lo más probable es que me ponga nervioso y no argumente bien mi propuesta.

Y más aún, si encima me interrumpen a mitad de discurso con algo tipo: “¡Déjate de tonterías! ¡Eso no es posible!”.

Pongamos de nuestra parte para promover que la persona haga un buen enfoque del tema.

Sumada a la anterior, otra calve es dejar que la persona termine y, si no nos convence la idea, hacerle preguntas para profundizar y asegurarnos de que ha pensado en todas las consecuencias de aquello que propone.

¿Cómo lo haríamos?, ¿Qué recursos serían necesarios?, ¿Qué podría salir mal?, ¿Cuál sería el plan B?, etc. Preguntas de ese tipo servirán para:

  • Ayudar a la persona a reflexionar y, si está en un error, que se dé cuenta por sí misma.
  • Que tú conozcas todo lo relacionado con su propuesta, y no solo la parte que escuchaste hasta que interrumpiste. Tal vez sea una buena idea, que está bien trabajada y que hasta ahora a nadie se le ocurrió. Solo necesitaba expresarla al completo.
  • Una vez hayas escuchado todo el argumento y hayan sido respondidas todas las preguntas sobre el tema, puede que te des cuenta que no tu intrerlocutor/a no disponía de toda la información y eso le llevó a errar. Amplíale los datos que precise.

Beneficios de este método:

  • Construimos relaciones de confianza mutua (sin miedo a hablar)
  • Conocemos mejor a nuestros colaboradores
  • Nos conocen mejor
  • Promovemos autonomía, llevándoles a reflexionar sobre sus ideas y sacar conclusiones por sí mism@s mediante las preguntas adecuadas. (Sí. Ya sé que parece más rápido darles las respuestas. Pero es» pan para hoy…» A la larga es más lento porque, como siempre das soluciones, no desarrollas)
  • Creamos una cultura en la que los colaboradores aportan ideas y propuestas bien trabajadas, o las descartan antes de proponerlas porque saben hacerse las preguntas correctas (optimizamos el tiempo)
  • Se suman inteligencias
  • Se desarrollan competencias
  • Podemos delegar

Otro de los factores clave para eliminar esta barrera es saber escoger el momento.

…Y como no quiero acaparar más por hoy tu valioso tiempo, voy a desarrollarlo en la próxima entrada y, de paso, proponer técnicas para resolver los problemas planteados en las preguntas 9 y 10 del citado test.

¡Gracias por leernos y compartir!