Cómo superar barreras que impiden escuchar con calidad (2): Interrupciones

¿Realizaste el test de la entrada anterior? Si lo hiciste, es momento de retomar los resultados y leer ahora este artículo sobre las técnicas que podemos emplear para mejorar nuestra escucha.

Si aún no lo hiciste, pincha aquí y rellénalo antes de seguir leyendo (… o no, ¡como tú quieras! ;))

Las dos primeras preguntas trataban sobre las interrupciones.

Más allá de si es un asunto relacionado con la buena educación, la realidad es que interrumpir es algo que se produce de manera inconsciente. Ocurre, sin más.

¿Se puede corregir? ¡Por supuesto!

Hablaremos de dos tipos de interrupciones: externas e internas.

Las externas son aquellas que se manifiestan claramente cuando cortamos la conversación a otra persona para expresar algo y las internas, mucho más complejas de manejar, son las que se producen en nuestra mente, aunque no emitamos un solo sonido.

Un ejemplo sería cuando alguien nos está hablando y nos quedamos pensando en lo que acaba de decir, desconectando por lo tanto del resto del discurso.

Interrupciones Externas

El primer paso para corregirlas es tomar conciencia de que lo hacemos.

Para ello podemos apoyarnos en las personas de nuestro entorno más cercano, con las que tenemos más confianza, y pedirles que nos llamen la atención cada vez que les interrumpamos cuando nos estén hablando.

Esta propuesta irá acompañada de una actitud amable consistente en aceptar siempre esos “toques” dando las gracias, pidiendo perdón por haberlo hecho y solicitando a la otra persona que por favor continúe.

Esto empieza a sensibilizarnos sobre esa indeseada costumbre que queremos cambiar y, poco a poco, lo tendremos más presente también cuando hablemos con otras personas no tan cercanas.

Seremos más conscientes de esos disparos automáticos que aparecen de forma súbita y, cuando se produzcan, enseguida diremos: “Disculpa mi interrupción. Continúa por favor.”

Siguiendo este sencillo sistema reduciremos notablemente -y en no mucho tiempo- el número de interrupciones y, además, minimizaremos el impacto negativo que tienen éstas en nuestr@s interlocutores/as, puesto que enseguida nos corregiremos y pediremos que continúen hablando.

Es decir: no llegaremos a hacer una verdadera interrupción para exponer nuestro punto de vista o superponerlo al de la otra persona, sino que haremos “amagos” de interrupciones, pero los neutralizremos rápidamente.

Interrupciones Internas

Aunque no articulemos palabra, el lenguaje no verbal es visible para los demás e inconsciente para nosotr@s, con lo que es posible que se delate nuestra ausencia y que nuestr@ interlocutor/a piense “…no me está escuchando…”.

Él/ella no sabe si nos está interesando o no su discurso, pero sí percibe que estamos out. Por ello, conviene aprender a controlar estas barreras de escucha.

Hay varios métodos para conseguirlo:

# En entornos formales (trabajo, reuniones con clientes, etc.) podemos tomar notas de aquello que querríamos matizar -o sobre lo que nos gustaría profundizar-, y que provoca que perdamos el hilo del resto de la conversación.

De esa manera podemos mantener la atención, permitiéndonos seguir el discurso de la otra persona.

Además, tiene la gran ventaja de que en muchas ocasiones nuestr@ interlocutor/a, que se sentirá escuchad@ y, por lo tanto, más confiad@, despeje nuestras dudas y/o amplíe información de forma natural y sin haber sido interrumpid@.

En caso de que no sea así, cuando la otra persona termine de hablar, recurrimos a nuestras notas para consolidar la información que necesitemos obtener (y utilizar la técnica R.E.C.A.P., que explicamos en esta entrada anterior)

# Si es una situación informal, o no disponemos de papel para tomar notas, podemos recurrir a una interrupción externa controlada –no automática-.

Por ejemplo: Si hay algo que me ha llamado la atención y no me deja concentrarme en lo que expresa seguidamente el/la otr@, puedo decir “Disculpa que te interrumpa, pero no estoy segur@ de haber entendido bien a qué te refieres con (…), ¿te importaría aclarármelo?”, o “Disculpa que te interrumpa ¿Podrías, por favor, ponerme un ejemplo de eso que has dicho sobre (…) para asegurarme de que estoy entendiendo bien lo que planteas?.

Busca tú la frase que mejor encaje con tu forma de expresarte, pero asegúrate de que va acompañada de un lenguaje no verbal amable y cortés.

Estas técnicas también son aplicables a la pregunta 6 del mencionado test: Cuando te están hablando ¿Estás pensando en tu postura o en tu posible respuesta en vez de escuchar abiertamente?

En la próxima entrada, seguiremos proponiendo más medidas para combatir las barreras que nos impiden ser escuchadores/as de calidad… Por ahora, ¡ya tenemos bastante tarea para los próximos días! 😉

¡Gracias por leernos y compartir!